Comentario
Capítulo treinta y tres
Del signo decimonono, llamado ce cuauhtli y de su adversa fortuna. Dezían que los hombres que nacían en este signo eran valientes o esforçados, atrevidos, desvergonçados, descomedidos, fanfarrones, presumptuosos, etc. Y las mugeres eran también atrevidas, desvergonçadas, deslenguadas, deshonestas, etc. Dezían que en este signo descedían a la tierra las diosas menores y empecían a los niños y niñas, y por esta causa sus madres y padres no los dexavan salir de casa, ni bañarse el tiempo que este signo reinava
El signo decimonono se llama ce cuauhtli. Dezían que este signo no era mal afortunado, y que en él descendían las diosas, llamadas cioateteu, [a] la tierra. Dezían que no descendían todas sino las más moças, y aquéllas eran más empecibles y más temerosas, y hazían mayores daños a los muchachos y muchachas, y se envestían en ellos y los hazían hazer visajes. Y por esto en este signo adornavan los oratorios edificados a honra de estas diosas por las divisiones de las calles y caminos, con espadañas y flores. Y los que havían hecho algún voto a reverencia de ellas cubrían las imágines de ellas con papeles este día, y ofrecían los papeles manchados con olli. Y otros que no cubrían sus imágines ofrecían comida y bevida y copal blanco y menudo. Estas comidas tomavan para sí los ministros de aquellos oratorios. Después de haver comido, cada uno bevía en su casa el pulcre a sus solas, y davan el pulcre a los viejos y a las viejas, y visitavan unos a otros en sus casas.
Dezían que los que nacían en este signo, si eran hombres, serían valientes y osados y atrevidos y desvergonçados y presumptuosos y soberbios, y son dezidores de palabras soberbias y afrentosas, y presumen de bien hablados y corteses, y son jactanciosos y lisonjeros; al cabo venían a morir en la guerra. Y si era muger la que nacía en este signo, era deslenguada y maldiciente. Su pasatiempo era dezir mal y avergonçar a todos, y también era atrevida para apuñear y arañar las caras a otras mugeres, y para remesar a todas, y para rasgar los huipiles de las otras mugeres.